¡Hola amigos!
Las magdalenas de toda la vida (calentitas, esponjosas, con cuarto y mitad de amor) ahora son cupcakes, tu primo el enterado ahora resulta que es un influencer, e ir de excursión se ha convertido en hacer senderismo. A ver a mí que le cambiemos el nombre a las cosas me parece genial siempre que mantengamos la esencia: si hay que ir a la montaña me apunto la primera pero si subimos sin correr y con el bocata. Los saltos al vacío del coastering ya los dejo para valientes, triatletas y en general gente sin apego a la vida.
Hoy os propongo una ruta preciosa que sale de uno de los rincones más bonitos de Xàbia Port y que nos lleva hasta el mirador del Cabo de Sant Antoni y hasta el faro. Es muy fácil de hacer y a la vez es de las más espectaculares que ofrece nuestra costa. Durante todo el trayecto puedes ver como el mar se despliega bajo tus pies (y bajo las patas de Marlon) y se extiende en todas direcciones, hacia el cap Prim por el sur y, en los días claros, hasta la silueta de la isla de Ibiza hacia el este. Transcurre además por una senda bien delimitada, que serpentea entre barrancos y matorrales y sube por la ladera del cabo. Toda esta parte se quemó en 2014 pero la vegetación mediterránea es fuerte y agradecida y aunque ya no hay pinadas, se dejan ver matas de lentisclo y palmitos (una palmera pequeña, margalló en valenciano).
Si no vas con Paula, que se para a poner nombre a cada bichito que encuentra, y con Marlon, que considera que perseguir gaviotas es siempre una buena idea, la subida cuesta poco más de 30 o 40 minutos.
La senda empieza justo en la escollera de levante, al fondo del puerto de Xàbia, al lado del restaurante Tangó. Está bien indicada y la forman unos pequeños escalones y una barandilla de madera que se abren a la izquierda hacia la montaña. Ojo, porque el camino se bifurca al cabo de muy poco y puedes seguir recto o desviarte hacia la derecha a la cala del Tangó. Este también es un paseo precioso, que se hace costeando y siguiendo el perfil de la roca hasta una pequeña cala. Es uno de esos sitios en los que una puede llegar a sentir el Mediterráneo tal como era. Además esta zona está dentro de la Reserva Marina del Cabo de Sant Antoni y es perfecta para bucear. Dicen los que saben que es fácil ver meros, salpas (salemas), doradas, pulpos… pero esta excursión ya la haremos en verano. ¡Hoy toca subir hasta el faro!
Si se tiene la precaución de llevar un calzado adecuado y no ponerse falda de tubo (menos risas, que de todo se ve por ahí) es un paseo fácil y agradable, en plena naturaleza, que acaba en el mirador del cabo, en la zona de Las Planas. Aquí es obligatorio hacer parada técnica de bocata & cervecita & zumo para Paula & ¿dónde se ha metido este gato? Luego, con todo recogido y en la papelera, se puede caminar un poco más por la parte alta del cabo de Sant Antoni hasta el faro. De momento no se puede visitar, pero me han dicho que lo van a hacer centro de interpretación del Parque Natural y ya estoy contando los días para venir a disfrutarlo. No hace falta que os diga que desde aquí, en lo alto de un espectacular acantilado de 175 metros, las vistas te dejan sin aliento. Toda esta zona esta protegida y la naturaleza te regala pájaros, pequeños mamíferos, un bosque mediterráneo que quiere volver a brotar y la sensación de estar en un lugar realmente mágico. A unos trescientos metros del faro hay un merendero muy mono con banquitos, mesas y zona de juegos desde el que se domina el litoral norte hacia Dénia y el golfo de Valencia.
Y qué queréis que os diga, que vivir en un sitio tan bonito como Xàbia, en el barrio de Duanes y no aprovecharlo debería conllevar pena (penita, pena) de cárcel. Así que venga, poneos cómodos, haceos un bocata de aquellos de sentirse súperculpable y yo os iré explicando rutas interesantes.
¡Besos!